sábado, 3 de febrero de 2007

Operación "Primo de Inmobiliario"

Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo. (La familia de Pascual Duarte, C.J.Cela)

Mi familia, desde que yo recuerdo, ha sido clase media, complejos incluídos. En las tierras gallegas de las que procedemos hemos producido campesinos, abogados, carniceros, médicos y ... emigrantes, claro. Algo de todo. Yo soy ingeniero, como otros son electricistas, notarios o vendedores de lotería. Yo, amable lector, era ese compañero de clase que siempre se sabía las respuestas y al que los profesores se dirigían con respeto. Vamos... El listo de la clase. Bondadoso, honesto, un ángel vamos. Nunca se me ocurrió pensar que la vida me resultaría tan difícil. Enseguida encontré un trabajo de esos que dicen "de mil euros", me busqué novia con las santas intenciones de reproducirme y me puse a ahorrar, como un obseso, para comprarme piso. Cuando conseguí ahorrar 20.000 euros, al cabo de cuatro años de privaciones, fui al banco con toda la ilusión del pobretón que se cree rico para ver qué piso podía permitirme con aquella "fortuna". Pero por aquellos días los dioses estaban en mi contra. El director del banco me preguntó por mi sueldo, me habló de avales, me interrogó sobre propiedades o fincas recalificables paternas o maternas. Me contó como funcionaba el sistema; me miró compasivamente como se mira a un pardillo o a un chaval de 15 años y me animó a volver cuando hubiera ahorrado por lo menos 50.000. Volví a casa de mis padres deprimido. Me miré en el espejo y me pregunté qué estaba haciendo mal. Allí estaba yo... un tipo guapo, inteligente, atlético, bien plantado, con casi treinta años, carrera superior, en la flor de la vida y... sin futuro. En la tele de esos días sacaban a un pocero, feo, bajito y despótico, con cara de mala leche y que acababa de comprarse un yate de muchos metros. Algo estaba haciendo yo mal... A lo mejor, yo era uno de esos pardillos que nunca entendería cómo funcionaba el sistema.

Pero eso fue hace cuatro años. Hoy tengo un chalet en Suiza - sólo uno, la avaricia no me produce placer alguno - una cuenta en las islas Caimanes, otra en un banco de Zurich y mi propia caja de seguridad en un banco de Lausanne. Mis vecinos se refieren a mí como "Monsieur X, l´ingenieur espagnol" y creen que vivo de mi empresilla de ingeniería. Pero éso no es más que una tapadera. En realidad soy una versión actual de Robin Hood...

Mi DNI dice que soy Juan Gudes. En realidad no me llamo Juan y Gudes es sólo el pueblo de alguno de mis antepasados. Si estuviera en Galicia, a lo mejor me llamaría Xan Gudes y haría los surcos del centeno más derechos del pueblo, tal cual los hacían mis antepasados. Al fin y al cabo heredé sus huesos fuertes de campesinos. Pero en Madrid soy Juan, Juan Gudes, así a secas y aquí el sobrevivir requiere de habilidades muy distintas. Elegí ese nombre porque Robin Hood sería demasiado obvio, porque odio los nombres largos y sé que los nombres vagamente germánicos producen una atración fatal y antigua entre los españoles. Soy de los que creen que las españolas no se tiñen de rubias por parecer hermosas sino para parecer ricas: la versión capilar del "hacerse de los godos" de otros siglos. Saben que los godos eran los ricos y eso es cierto, pero ignoran que entre los godos, como entre los alemanes modernos, predominaba el pelo oscuro. Pero el mito subsiste y hay que aprovecharlo. Mi vecino Stephan que es suizo, moreno pálido, como la mayor parte de los suizos, y hace gala de un humor irónico dice que "En España todas las mujeres son rubias y todos los hombres son morenos". Yo me río, ¡claro! y le doy la razón.

Falsificar mi DNI fue la parte más difícil pero he jurado secreto... y con mis amigos cumplo mi palabra.

Mi primer negocio fue la "Operación Primo de Inmobiliario". Un buen nombre es un comienzo fundamental para un buen negocio. Un negocio pequeño suele basarse en pequeñas operaciones de compra-venta. Pero para un gran negocio tienes que comprar y vender... a lo grande. No es difícil encontrar a alguien que tenga uno, dos, tres pisos vacíos de VPO. Basta buscar entre los familiares de concejales, arquitectos, aparejadores o promotores de medio pelo. Cualquier inmobiliaria o hijo de vecina tiene esa información y por tanto ahí no hay negocio. Encontrar a alguien que tenga 20 a la venta es algo más difícil. Pero si te dejas caer por los ayuntamientos y preguntas aquí y allá, a lo mejor un buen día conoces a un concejal de urbanismo... durante un partido de golf, ¡oh la casualidad, esa gran aliada del hombre previsor! Este es un negocio para el que se necesitan diversas habilidades,como la de jugar al golf. Estas cosas llevan tiempo y cuestan dinero pero pueden ser muy entretenidas. Es fundamental hablar mucho pero sin decir nada, contar y reir los chistes malos. Es fatal hacerse el listo. No hay nada más patético. No se debe presumir de rico, ése el error típico del alma cándida. Basta parecerlo. Parecer rico y ... levemente tonto.

Al final aparece el tipo de los 20 pisos de VPO. Su nombre figura en una lista oscura que sólo el promotor - en este caso su cuñado - conoce. Tú sabes que tiene prisa... hay que vender antes de escriturar. Esa prisa corre a tu favor pero tú debes mantener la calma. Tu próximo objetivo es simple: convertir a Manolo en ese amigo con el que te vas de juerga. - "Tengo dos amigas suecas para el fin de semana" - "Aquí Manolo, Aquí Erica". Manolo está casado con la hermana del promotor, un tipo importante, y ésa es problabemente su única ventaja en la vida. Pero Erica, que en realidad es bielorusa, tiene, además de algunos atributos más que obvios, clase y eso que los franceses y los españoles pijos llamamos "charme". Manolo, no tiene clase, ni es sutil ni un gran experto en cuestiones tribales y no distinguiría el acento sueco del cantonés. Pero, de mi mano, está a punto de descubrir otras formas de vida. No hay que pasarse, ni tratar de asombrar. Hay que ser natural. Este negocio es, sobre todo, una cuestión de estilo. Nada de coches lujosos, esos quedan para la mafia de la droga: Un coche oscuro, de alquiler, discreto y sólido de esos que sugieren una cuenta corriente también sólida. No hablas de tí, para eso está Erica o ese amigo que "casualmente" te encuentras en el bar: "Tu amigo el ministro de tal, aquél tipo muy situado en Hacienda y experto en inspecciones. Pololo, ese amigo que sale tanto en los programas del corazón". Aquí tienes que adaptarte a los gustos y a las admiraciones de Manolo. Hay que ser consistente y mantener claro el objetivo: conocer a tu ya amigo, Manolo, sin que el realmente sepa nada de tí. El día que terminas en su chalet de la sierra con las dos suecas bielorusas ya puedes relajarte: te has ganado su confianza: No hay nada que una tanto a los hombres como la fornicación o un secreto de cama. Es una cosa genética y ya viene de antiguo. En unas pocas semanas te hablará de sus negocios. Mantén la calma, guíale lentamente con una frase aquí y otra allí. Sin interés, con calma. El tiempo corre a tu favor.

La operación "Primo de Inmobiliario" me costó seis meses y 30.000 euros, la mitad de mis ahorros y eso no incluye la fianza de 100.000 euros para la que tuve que pedir un crédito. Claro que esa parte la pagó el banco, partida de impagados - "Para comprar dos pisos" - les dije. Hicieron sus indagaciones. - "No hay problema. El promotor es sólido y nos ha hablado muy bien de tí y la garantía es la vivienda. Firma aquí". Manolo insiste que ha pagado 50.000 euros a cuenta por cada piso. Eso es lo me vende y lo que figurará en el documente. El resto, en negro, otros 50.000 por cada piso. Yo no tengo necesidad de verificar nada mientras el promotor me entregue un documente que vale 50.000 euros por vivienda. No me importa si Manolo ha pagado o no. Al fin y al cabo ¿cuánto cuesta la tinta de un bolígrafo si tu cuñado es el promotor? ¿Para qué están los cuñados sino para hacer de primos del promotor, que es el que realmente hace el negocio. Me hago el remolón durante unos días: "Eso es una fortuna" - "Tú eres el que hace le negocio porque puedes sacarles el doble". ¡En eso llevabas razón, Manoliño! - "Al contado" - "Of course, Manolo, al contado" - "Y en billetes pequeños" - "Of course!, Manoliño, y en billetes pequeños"

No soy un tipo nervioso, nunca lo he sido. He templado mi carácter con el deporte, sobre todo escalada. Cuando estás en una pared casi lisa a 100 metros de altura en cabeza de cordada, sin apenas un "garbancito" en el que apoyar la bota puede que seas tonto o estés loco, pero se puede apostar sin riesgo que no eres un tipo nervioso. En seguida comprendes que allí - como en la vida - sólo hay dos salidas: hacia abajo con una torta de consecuencias impredecibles o hacia arriba con el éxito. El cálculo es sencillo: cinco metros de cuerda hasta el seguro son diez de caída. Un momento de indecisión y pronto estarás encima de esas rocas si es que la cuerda aguanta. Eso te templa para estos negocios. Hace falta mucha sangre fría para aparecer en la oficina de un promotor gordo con una cartera de billetes, casi todos falsos, para comprar 20 viviendas, protegidas por la amabilidad de papá Estado. Pero Boris, que trabaja en Francia, pasa por búlgaro aunque en realidad es moscovita y a lo mejor se llama Iván, es un gran profesional y el mejor en su línea de trabajo. Boris es caro - "el papel es genuino", insiste - pero en estos casos la calidad es fundamental. - "Fíjate en la marca de agua. Es una obra de arte". Reconozco que los billetes de 500 no son lo suyo. Pero los de 20 los borda y la gente, por razones obvias, prefiere el billete pequeño. Sin duda verificarían los grandes, de 500. Sin problema, no muchos, pero todos legales.

La vida profesional de un ingeniero está llena de detalles y mi experiencia profesional había sido una excelente preparación para mi nueva "carrera". "The devil is in the details", gustan de decir los anglosajones. Nada más cierto. Es fácil detectar a un ignorante porque suelen hablar de generalidades y jamás de detalles. Pero en éstos reside el éxito de una operación así. Claro que muchos de estos detalles, como la tecnología moderna que usamos, forman parte del "know-how" y si se los contara a Ud., amigo lector, pondría en peligro el futuro profesional de gente como yo.

Manolo tiene prisa en firmar. El promotor no sabe por qué. Yo sé que ha quedado con Erica que "se vuelve a Estocolmo" y planea pasar con ella el fin de semana. Ni se me ocurrió pensar que sospecharía algo: la bragueta está muy alejada del cerebro. De lo contrario, no habría humanidad y Ud, lector, no estaría ahora sonriéndose o descojonándose. Manolo cuenta y revisa los billetes pero está claro que nuestra amistad es su mejor garantía y eso bloquea su capacidad lógica. Los billetes saldrán de casa del promotor con Manolo - hay que mantener las formas - y se quedarán en algún rincón durante unos días. ¡Qué maravilla que los bancos cierren por las tardes! Erica insistirá - "es la última vez, mi amor" - en pagar todos los gastos del fin de semana. Es una chica lista. No es que importe mucho pero éste es el tipo de cosas que reduce el riesgo aunque disminuya algo el beneficio.

Al día siguiente habrá que firmar el traspaso de cada uno de los pisos a mis compradores. Esta ha sido la parte fácil, aunque he tenido que hacer una selección entre muchos indecisos con la ayuda de una inmobiliaria que ha servido de pantalla y se gana una buena comisión. No hay nada ilegal en todo ésto. El promotor se asombra un poco de tanta rapidez pero tiene excelentes referencias por parte del cuñado, que en esos momentos estará aún en la cama. Empieza a sospechar que soy un pasapisero listo porque he vendido antes de comprar. - "No hay nada como las operaciones rápidas. Deberías trabajar para mí" - "Bien, el martes quedamos para una partidita de golf y lo discutimos". Ya soy como de la familia. Los compradores me pagan más de lo que yo he pagado, 50.000 al contado y el resto a plazos. El promotor les da los justificantes y a mí me dan los avales de sus bancos para los pagos aplazados mientras la chica de la inmobiliaria, una casa seria, me echa una mano. Hay que mantener las buenas formas del capitalismo. No hay nada más sospechoso que vender por debajo del coste. Incluso hay leyes contra éso. Pero aún no saben que no tendrán que pagar los pagos aplazados y que los avales, realmente, no eran necesarios. Soy un profesional decente, no un pasapisero. Me parece inmoral robar a un señor decente. Como Robin Hood, soy un ladrón de ricos, no de pobres y no les vendrá mal parte de esas cantidades para pagar al abogado si es que tienen que defender la impecable legalidad de la operación. Pero ellos son veinte, se conocen entre sí y estoy seguro de que el promotor no hará nada... y desde luego no aportará prueba alguna. Aunque revisaran cada uno de los billetes o los rincones de su oficina o de la casa de la sierra no encontraría ni una sola huella mía. Cada problema tiene su tecnología. Eso es de Boris o Iván, búlgaro o ruso, al que nunca colaron un billete falso. De
esto estoy seguro.

¿Has oído hablar, amigo lector, del timo a un promotor por parte de un tal Juan Gudes hace unos tres años? Claro que no. Estos delitos, como los ataques a la seguridad informática de los bancos, nunca ven la luz. Es parte del negocio.

La última vez que estuve en Madrid, ví que la urbanización estaba terminada. Había unos cuantos niños jugando en el jardín. Me hace ilusión el pensar que si tienen vivienda es gracias a mí. A lo mejor algunos de ellos, de no ser por mí, no existirían. A pesar de ser rico - nada del otro mundo - sigo siendo un tipo sentimental.

Me despido por hoy, pero no se pierda, amigo lector, una de mis operaciones más complejas. En mis archivos figura bajo el título de "Operación Sexo y Folklore Cutres en Marbella" y la considero mi obra maestra, aunque detesto el folklore malo y en cuanto al sexo la verdad... soy todavía discreto y puritano. Hay cosas de nuestra educación que la clase media, en el fondo... el fondo... nunca superaremos.


Notas:


a) El atento lector habrá, sin duda, detectado una pequeña inconsistencia en mi operación "Primo de
Inmobiliario". En mi profesión, a pesar de una cuidadosa planificación, siempre hay imprevistos y una de ellas fue que el primo resultó ser cuñado aunque ambos cuñados acabaran haciendo el primo. La vida está llena de estas pequeñas ironías y un buen profesional como yo sabe cómo utilizarlas en su beneficio: Les apuesto un Boris genuino de 100 euros que ni la mujer de Manolo ni el promotor conocen todos los "detalles" de esta operación.

b) ¿Qué pasó con los billetes del bueno de Boris? ¿Acabaron en el mercado? ¿Se quedó Manolo con los pocos billetes buenos y le dio al promotor los falsos? ¿Habrá sospechado el promotor de su cuñado? Tendría gracia, ¿verdad? No hay nada más detestable que un cuñado rico. No puedo contestar a estas preguntas: una de las frustraciones de mi profesión es no poder quedarme para conocer el desenlace. Si sé que Erica montó en Bielorusia un bar de alterne. Siempre fue su ilusión y la verdad, se lo merece, hizo un gran trabajo.

c) La vivienda en España está a precios imposibles para toda una generación de jóvenes destinados a la esclavitud o a la rebelión. Pero la realidad es que con un poco de creatividad uno puede acabar consiguiendo una vivienda, utilizando uno u otro método; algunos honorables, como la patada a esa puerta de VPO vacía; otros menos honorables y levemente ilegales, como los mìos. En todo caso, anímense señores, no dejen que se les pase el arroz... que la vida es breve, aunque puede ser hermosa, que los gobiernos van a lo que van así que no esperen NADA de ellos y ... que el que roba a un ladrón... bueno... ya saben. Eso sí... de comprar NADA... no antes de que todos los ladrones - de pobres - se arruinen. Si tienes ansiedad por comprar... vente a Suiza, en donde una casita decente para la clase media cuesta lo que un piso de 80 m2 dando a una calle cutre y ruidosa en Madrid con unos salarios que son el doble de los de ahí. Si lo sabré yo que pago cuatro sueldos. Eso sí, religiosamente, como todo en Suiza.

Un saludo,

Juan Gudes. Lausanne. 29-Nov-2006.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Enhorabuena, quien quiera que sea usted. Esta es una pequeña obra maestra.